Gema

Me lo dijo el bastión del disimulo «espera el momento indicado para buscarle», sin tener en claro que los momentos oportunos no se exploran; son decisiones que se ocultan en la razón.

Elegí el momento, quizá el más necesario, para decirle que de ella, añoraba atención y consejo; sin saber que en antaño, quizá en una vida lejana, fuimos hijas de una misma pasión.

Le hablé de mi dolor y también de un deseo vertiginoso, le dije que del tormento yo solo buscaba aprendizaje, y de esta vida, ni congoja ni lamento, ni nada que no me permitiese viajar un poco más ligera.

Sus ojos grandes se encontraron en los míos, estoy segura porque mis deseos vehementes se perdieron por un instante, cuando me miraba y me hablaba del amor, del respeto y del duelo y de los caminos que nos son alternos.

Quizá ya la había escuchado, alguna vez en un sueño, en una plática veraniega o incluso en el estruendo. Lo único que supe en nuestro abrazo genuino, fue que ambas en algún momento, compartimos un mismo destino.

Gracias Gema, por salvarme hoy.

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3 respuestas a «Gema»

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