Mientras todas mis pestañas disputan entre sí
la legitimidad de despertar y encontrarle al borde de la cama
Un río se desvanece como cicatriz cerca de sus labios
esos que me besan y me cuidan de madrugada
los mismos que desaparecen entre semana,
algunas veces,
o todas las jornadas.
–
Cauce que hace más de tres décadas yace debajo de ese befo suyo
río que secó en los mismos años donde la mocedad y la estética jugaban
a fingir que ninguna vanidad imperaba en su vida
Pretensión que con lo añejo del tiempo, solo definirían la seguridad de sus días
y desmentirían la animadversión de sus pesares.
–
Por eso, cada vez que, como paliativo de esta rutina intransigente
usted quisiera nadar
yo invocaré en un beso, aquél surco perdido
ese deseo que solo será, en el imaginario un sueño más,
y en la realidad… un río debajo de sus labios.

ruposa112009@hotmail.com
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