Ojalá, esa canción la hubieras escuchado conmigo…
Ojalá, regresar en el tiempo nos fuera posible, por una noche, en aquél momento, durante esa canción.
La coreaste con ella, buscándome a mí, y ahora «cuando te muerdas el labio», un «ojalá» retumbará en el infinito, cuando yo esté no sé dónde y tú con no sé quién…
Ojalá lo que me escribiste aquella noche de bebida fuera presente.
Ojalá fuera más que un «podría serlo» redactado en sobriedad.
Ojalá
Nunca te hubieras ido.
Ojalá…
