Te convertí en tinta, porque no quisiste ser conmigo nada más. Y ahora, un bolígrafo es lo único que me acompaña.
Tu piel, hecha verso, tus manos, convertidas en poesía, son el presagio perfecto de que nunca me abandonará tu amor.
Te convertí en letras, porque decidiste hacer de mí, indiferencia. Ahora brotan versos de mi alma en todos los instantes que pienso en ti.
Sastre, en honor a quien me recuerda que el amor hace el amor cuando se llueve en pasión.
Sastre, por la que me recuerda que, hay amores que aunque pueden, no son.
Sastre, porque aunque tú y yo no somos, fuimos y siempre seremos.
Sastre, en honor a quien inspiró hacer de ti, el arte del revuelo que dejaste con tu partida.
Porque en mis letras te respiro, te vivo y te repito, en estas hojas que arrastran el afán de un invierno que se nos fue.
Porque escribo y siento que vivo, y yo siempre quiero vivir. Por eso te convertí en mi musa, y nunca te voy a soltar.

Elvira Sastre.